Una semilla cayó en un campo de semillas. El viento la llevó hasta allí.
Se cayó al lado de una bufanda roja que algún niño había perdido el día anterior y como era una semilla friolera, se tapó con la bufanda roja.
Pasó el otoño y pasó el invierno.
Llegó la primavera y curiosamente de todas las semillas iban naciendo flores: margaritas, amapolas, más margaritas, más amapolas, mucha, mucha, mucha hierba y tréboles de tres hojas. La semilla de la bufanda roja seguía igual.
Todas las flores se empezaron a preguntar cuál sería la flor que tendría aquella semilla. Seguro que sería muy especial porque las fechas que eran y todavía no había nacido...
Un jueves por la tarde aquella semilla comenzó a moverse, se despojó de su bufanda y nació... ¡Un dragón!.
¿¿¿¿Un dragón???.
Pues sí, un dragón.
Alguien tenía que cuidar de las flores ¿no?.
Pues un dragón jardinero que cuando llega el frío se pone una bufanda roja en el pescuezo.