Es verdad, los regalos pueden ser lo más importante de la Navidad, ... o no.
Había una vez un niño que queria a toda costa un muñeco que parecía de verdad, que movía los ojos como un niño de verdad, decía palabritas cortas, movía los brazos y las piernas, tomaba el biberón y se hacía pis ...
El muñeco venía con todos los accesorios: bañera, ropita, pañales, biberón, cochecito...
La verdad es que era un juguete muy bonito.
El niño escribió a los Reyes Magos y les prometió que se iba a portar muy bien.
El caso es que poco a poco se iba acercando el día en el que los Reyes iban a llegar y el niño era muy bueno: ayudaba en casa, comía todo sin rechistar, cuidaba a su hermano pequeño...
¡¡Cuidaba a su hermano pequeño!!: le daba el biberón, jugaba con él e incluso una vez le cambió los pañales... Era una tarea de mucha responsabilidad, pero todo sea por el muñeco.
Y llego el día esperado.
Alí, junto a los zapatos más brillantes del mundo estaba su paquete.
Lo desenvolvió y...
...era el muñeco... ¡Por fín!. (Ahora ya podría portarse un poco peor).
Y cuando se dispuso a jugar con él...
¡¡¡No tenía Pilas!!!
Ni hablaba, ni se movía, ni nada...
Eso sí, con pilas era otra cosa.
El niño jugaba tanto con él, que las pilas no duraban casi nada. No so lo dejaba ni a su hermano, ni a sus primos...
Cuanto más pasaba el tiempo, más pilas se gastaban.
Un día descubrió que sin pilas tambié era divertido siempre y cuando su hermano jugase con él.
Y otro día descubrio que a su hermano no se le gastaban las pilas.
Desde ese día decidió que los juguetes y los regalos eran geniales, pero que sin duda los más duraderos eran los que funcionaba sin pilas, como por ejemplo: su hermano, o sus primos, o sus amigos, o incluso sus padres.
Y comenzó a ver los regalos de otra manera.
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