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lunes, 21 de febrero de 2011

La Celiacienta.

Erase una vez una princesa llamada Celia.
Era una princesa que participaba en el gobierno de su reino muy bien. Decía que la educación era lo primero y sabía que todo el legado que podía dejar era la idea de que un país preparado es aquel en el que las personas que vivan están preparadas, tengan la cabeza para pensar y que siempre se pregunten el porqué de las cosas.
Los bancos no se aprovechaban de la gente y nadie se enriquecía más que nadie.
Vivir y saber disfrutar de la vida era lo más importante
Pues bien, la princesa cuando llegaba a casa, estaba un poco sola. necesitaba a alguien y quería formar una familia.
Y empezó a buscar un príncipe.
Pero ninguno le convencía, había chicos con los que se llevaba muy bien, pero no les quería como para formar una familia.
Todo esto se lo contaba a una amiga suya que había estado con ella toda la vida.
Y era su consejera.
Y era su compañera.
Cualquier cosa, cualquier novedad o preocupación, las compartía con ella.
Bueno... y ella hacía lo mismo.
Entonces se dio cuenta de que no quería compartir su vida con ningún príncipe, porque había encontrado a su princesa.
Y así fue que decidieron formar una familia.
Y tuvieron un hijo y una hija.
Y fueron muuuuy felices.
¿Que como tuvieron los hijos?. Eso es otra historia que no es ningún cuento.
Y sí, cariño. Una chica se puede casar con otra chica... si se quieren lo suficiente.
Y un chico con otro chico.
Y una chica con un chico...
El caso es que se quieran y se respeten.

Y lo demás son historias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

al fin, una princesa que no busca un príncipe. Muy bueno.