Fiesta en el armario.

Pues ya está aquí.
Este año ha venido sin avisar. Bueno, la verdad es que el otro día nos mandó un aviso pero no le hicimos nadie caso porque tampoco era para tanto.
Los que se han puesto muy contentos han sido los guantes, la bufanda, el abrigo, las botas... Fui a cogerlos al armario y estaban de fiesta. Habían organizado una gran fiesta con los pantalones y leotardos. No había manera de encontrar nada. Cuando creía que había cogido un par de guantes, en realidad eran unos calcetines de andar por casa, cuando creía que tenía en las manos unos leotardos, resultaron ser las mangas del abrigo.
Tuve que esperar a que terminase la fiesta y, una vez organizadas las cosas, poner a descansar las ropas del verano para que las de invierno comenzasen a trabajar pronto. La vida en el armario estaba agitada como todos los años por estas fechas.
Cuando todo estaba organizado, pudimos descansar.
Antes de cerrar, me fijé en que al fondo estaban los paraguas y las botas de agua un poco tristes.
- No os preocupéis, igual que el frío ha llegado de repente, seguro que mañana empieza a llover.
Entretanto, en el armario hay una calma tensa.