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martes, 27 de noviembre de 2007

Los niños de los cuellos helados

Dos amigos estaban muy preocupados porque desde que llegó el invierno de repente, tenían el cuello helado.
Por más que subieran los jerseis, o por más que se abrigasen con el forro polar, daba igual, tenían el cuello helado.
Paseando por las calles de su barrio descubrieron, a lo lejos de la lejanía, un árbol de hojas de colores.
Se fueron acercando despacito al árbol, y mientras tanto se les iba quedando el cuello cada vez más helado.
-¿pero qué es ésto?
Habían descubierto el árbol de las bufandas. Pero todas las bufandas estaban muy altas y el cuello todavía más helado.
Nada, que no alcanzaban.
Se subieron encima de los ladrillos, pero lo que necesitaban era una escalera.
Al final tuvieron una idea: el más fuerte cogería en hombros al otro y alcanzarían dos bufandas.
Y así lo hicieron.
Escogieron la bufanda roja y la de colorines.
Y ya no tuvieron los cuellos helados.
Y las bufandas volvieron a los armarios, que todavía seguían de fiesta. De fiesta de invierno.

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